SOLEÁ



El río con su murmullo
va repitiendo un te quiero
que ya no es mío ni tuyo.

Ando borracho de un vino
que he soñado que bebía
pero que nunca he bebido.

Lo mismo ríe que llora
mi corazón por tu culpa
según el día y la hora.

A la orillita del mar
llevé mis penas a ahogarse
y aprendieron a nadar.

Siempre que doblo una esquina
presiento que habrá una rosa
que me clavará su espina.

Escapando de  una pena,
con el viento de un suspiro,
vuela mi barco de vela.
 

Rafael Domínguez Villa
Premio Federico García Lorca 2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario