CARCELERAS



Al cerrarse los cerrojos
detrás de mi libertá
dos lágrimas de mis ojos
se quisieron escapar.

Por el estrecho ventano
aquél pajarito entraba
pa´ comerse de mi mano
las migas que le guardaba.

Después de una noche oscura,
antes que rompiera el día,
una voz chillona y dura
despertaba a quien dormía.

Jardinero primoroso,
cuida mú bien esas flores
que mi oscuro calaboso
alegran con sus colores.

Las golondrinas veía
volar desde la ventana
del penal, y me decía;
esa libertá me llama.

Francisco Urrutia Fernández 
Mención Honorífica Antonio Murciano 2015

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