Cuando llega la mañana
y tengo abierto el postigo,
se me va por la ventana
lo que soñaba contigo.
Las diez iban a caer,
las nueve ya se alejaban,
y por verte aparecer
hasta las doce esperaba.
Junto a la orilla del río
fue nuestra primera vez
y en el agüita jugaban
los deditos de tus pies.
Siguiendo el canto del río,
la luna se echó a las aguas
y ahora tirita de frío
por mojarse las enaguas.
Presa de de tu pelo
la noche cantaba
y se hizo un lucero
lunar en tu cara.
Francisco Urrutia Fernández
Mención Honorífica Antonio
Murciano 2015
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