BULERÍAS



Si duele la noche y duele
la madrugá,
el clarear de la aurora
cuánto dolerá.

Donde van a morir los amores perdidos,
en los acantilados de la pena,
se buscarán a tientas tus labios y los míos,
como se buscan dos peces
en un mar de tinta negra.

Soy mendigo y le hablo al cielo,
a los pájaros que cruzan
las navajas de sus alas
con las espadas del viento,
y las nubes de metal
a veces me hacen eco, eco, eco…

En tu vestido, niña,
las puso el viento,
como si fueran nieve,
nieve sin frío,
flores de almendro.

Antonio Hernández Valentín
Finalista 2015

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