Esa salinera
no me quiere ya
y por eso las lágrimas que lloro
me saben a sal.
Desde aquella noche
la barquita mía
no navega porque perdió la estrella
que era su guía.
Me dijo el levante
que volverán todas mis alegrías
siempre que le cante.
Cuando venga el viento
va a llevarse ya estas penitas mías
entre los esteros.
Fernando Lobo de Dueñas
Finalista 2016
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