La
penilla que yo tengo,
no
es una pena cualquiera;
porque
es la pena que quiero
y
no quisiera quererla.
A
mí me van enterrando
las
penillas que yo tengo
y
las que voy encontrando.
Le
tiro pieras al agua,
como
si el agüita fuera
culpable
de mi desgracia.
Quieren
mis pies y no pueden
echar
un pasito alante;
es
tanto lo que sostienen
que
quiebran al levantarse.
Es
tanta mi soledá,
que
he puesto nombre a mi sombra
pa tener con quien
hablar.
Vienen,
rompen y se van.
¡Ay!,
si penillas fueran
oleaítas de la mar.
Paulino Cubero Vallez
A la interperie
A la interperie
Finalista 2016
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