Anoche
miré a mis manos
y
al contemplarlas lloré;
¡cuántos
cachitos de pan
les
tengo que agradecer!
¡Ay!
Qué sería de mí.
De
mi gente, ¿qué sería?
si
me llegara la noche
y
las tuviera vacías.
Mis
manos.
Benditas
sean mis manos;
miajita a miajita arrancan
de
la tierra el pan que gano.
Gustarme,
no me gustaba;
pero
por darte a ti gusto,
consentía
y me callaba.
Aquí,
lo que convenía,
es
pensar que nos conviene;
tú
en tu casa y yo en la mía.
El
tiempo dictó sentencia:
a
ti te dio libertá
y
a mí, caena perpetua.
Paulino Cubero Vallez
A la interperie
A la interperie
Finalista 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario