SOLEÁS



De sufrimiento callao
el alma la tengo llena;
si quererte es un pecao,
no tenerte es mi condena.

Las palabras que se dicen
se van en alas del viento;
lo que se siembra en el alma
echa raíces mu´adentro.

A nadie le hago atauras,
ca´uno lo suyo apaña,
y entre yo y mis amarguras
no hay sitio pa´ más compaña.

A la luz de la candela
se hablaban mis pensamientos,
unos sobre su alegría
y otros de sus sufrimientos.

Como al yerro me forjaron
entre la gente y la vía,
cuanto más me golpearon,
más creció mi rebeldía.

Francisco Urrutia Fernández 
Mención honorífica Antonio Murciano

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