Me
miraste… te miré.
Sonreíste…
sonreí.
Te
acercaste… esperé.
Quisiste
saber de mí
y
yo te empecé a querer.
Qué
misterio tiene el llanto.
Cuando
te fuiste lloré,
después
te seguí llorando
y
ahora que quieres volver,
ente
lágrimas te aguardo.
Lo
que tuve, te lo di;
vida
y alma te entregué.
A
cambio me haces feliz,
y
aún te dejo a deber
por
lo que me das a mí.
Van
diciendo por ahí
que
hay, en mis cantares, pena.
Cómo
no van a decir,
si
estoy cumpliendo condena
desde
que yo te perdí.
Paulino Cubero Vallez
Ausencias
Premio
Federico García Lorca 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario