MALAGUEÑAS

 

En mi cabeza vivías, 

en mi pecho tú anidaste 

y en mi alma residías, 

un día me traicionaste 

¡Tanto cómo te quería! 


Me senté bajo un olivo 

y allí me puse a llorar, 

y en su rama un pajarillo 

me vino a consolar 

con su cante compasivo. 


A mi cante tengo envidia 

que a tu cama pué llegar, 

y yo no puedo mirarte 

porque no me quiés hablar 

aunque me tengas delante. 


Y te quise con locura, 

hice caso al corazón 

por ti perdí la cordura, 

la salud y la razón, 

esa fue mi desventura. 

 

José Alcántara Blanca 

Premio Rafael Alberti 2020


No hay comentarios:

Publicar un comentario