Quisiera ser el pañuelo
que tus lágrimas secara,
y la estrella que alumbrara
la noche de tu desvelo.
Eres la flor de mi anhelo,
y de mi sangre el temblor...
Porque sintieras mi amor
capaz de todo sería,
porque no me importaría
sufrir sed, hambre o dolor.
Fuiste espiga en mi trigal
y naranjo de mi huerto,
el agua de mi desierto
y mi aurora boreal.
La rosa de mi rosal
en tus brazos florecía;
y a tu lado me sentía
como si fuese una diosa,
porque me hacías tan dichosa
que en un altar te ponía.
Carmen Aguirre Requena
Premio Federico García Lorca 2020
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